11 oct 2013

La hermandad del yoga. Por Swami Chidananda.

Swami  Chidananda con su maestro Swami Sivananda 
Del libro "Conversaciones con Yoguis" de Ramiro Calle. Entrevista con Swami Chidananda. 



Deseo expresar algunos de mis sentimientos relacionados con el yoga. 

Todos los que trabajan en el campo del yoga deben formar una hermandad cósmica y trabajar por ese gran objetivo que es elevar la calidad de vida de toda la humanidad. Deben trabajar estrechamente unidos para ayudar a los otros a que se ayuden a sí mismos, para facilitarles su autocultura. Hay que trabajar con el objetivo común de servir a todos los hombres, al mismo tiempo que se trabaja sobre unos mismo a fin de elevarse más y más a la vida divina. Nuestros hermanos a los que tratamos de ayudar se encuentran en diferentes estados de evolución y, por tanto, hay que ayudarlos de acuerdo con el nivel evolutivo en el que se hallen. Por esta razón, todos los aspectos del yoga son igualmente importantes, sin que unos lo sean más que otros. En un momento dado, en unas circunstancias dadas, un aspecto adquiere mayor importancia que otro; en otras circunstancias será otro aspecto el que obtenga la primacía. Todos los aspectos, pues, son importantes, y uno de ellos consigue la prioridad según el contexto, las circunstancias y el grado de evolución del practicante. Partiendo de esta idea hay que trabajar con comprensión y armonía. 

Hay que inspirar el ideal de amor y armonía. La religión del corazón es la parte más importante de la vida espiritual. El yoga tiene muchos aspectos: físico, mental, metafísico, filosófico y espiritual. Es un sistema integral, y así como a un niño cuando tiene hambre no se le pueden dar toda clase de alimentos, porque algunos no son convenientes, de igual forma hay que dar al aspirante el aspecto que resulte más conveniente para él. Por ello hay diversas formas de yoga. A la gente muy simple, por ejemplo, se la invita a que practiquen un poco de japa. 

"Yoga" significa unidad, y esta es la esencia de la vida. 

Los hombres no somos distintos, aunque lo seamos en el nombre o la forma, étnica o anatómicamente. Pero todo eso no es nuestra esencia. Nuestra naturaleza interna, la más auténtica, es espiritual, y en dicho nivel todos somos iguales. La unidad debe ser la característica sobresaliente de la vida yóguica. Yoga es unión total con lo Divino, y dicha conexión hace que la Divinidad descienda sobre nosotros, provocando que todas nuestras relaciones sean también divinas. Así se obtiene una divinización de la vida y las relaciones diarias. 

Hay que trabajar juntos por la causa del yoga. 

La humanidad necesita una mayor salud y disciplina en su vida ordinaria, serenidad y estabilidad mental, unos ideales morales y éticos para vivir y sobrellevar su propia existencia.

La humanidad necesita, sobre todo, un ideal y un propósito más elevado que la haga caminar hacia la Divinidad. Necesita un objetivo espiritual: sin él la vida carece de todo significado profundo y se vuelve un conjunto de problemas y situaciones conflictivas que llenan al hombre de amargura. El ser humano es más que una criatura biológica y psicológica: es, en verdad, espiritual y divino. La vida de Dios reside dentro de él, imagen real de lo Divino. Su naturaleza divina y esencial tiene que ser desplegada y manisfestada, y así podrá obtener estabilidad y plenitud. Las enseñanzas del yoga proporcionarán mucho bienestar al hombre del futuro próximo, y del futuro lejano. 

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