11 mar 2016

Sutra I.4: la identificación con la consciencia.


वृत्तिसारूप्यमितरत्र॥४॥
Vṛttisārūpyamitaratra||4||


vrtti: comportamiento, fluctuación, modificación, función, estado mental.
sarupyam: identificación, afinidad, cercanía, proximidad.
itaratra: en otra ocasiones, en otros sitios.


I.4 vrtti sarupyam itaratra


En otras ocasiones, el que ve se identifica con la consciencia fluctuante.

Cuando el que ve se identifica con la consciencia o con los objetos vistos, se une con ellos y olvida su grandeza.

La tendencia natural de la consciencia es a implicarse con el objeto visto, arrastrar al que ve hacia él, y hacer que éste se identifique con el objeto. El resultado es que el que ve es absorbido en el objeto. Este proceso se convierte en una semilla de diversificación de la inteligencia, y hace que el que ve olvide su propia y radiante percepción consciente.

Cuando el alma no irradia su propia gloria es señal de que la facultad pensante se ha manifestado en lugar del alma. 

La impresión de los objetos es transmitida a citta a través de los sentidos de percepción. Citta absorbe estas impresiones sensoriales y queda teñido y modificado por ellas. Los objetos actúan como forraje para citta, que se ve atraído hacia ellos por su apetito. Citta se proyecta a sí mismo, tomando la forma de los objetos a fin de poseerlos. Así, la consciencia se ve envuelta en pensamientos del objeto, con el resultado de que el alma queda oscurecida. De esta manera, citta se enturbia y provoca cambios en el comportamiento y el humor, al identificarse con las cosas vistas.

Aunque en realidad citta es una entidad sin forma, puede resultar de ayuda visualizarla a fin de aprehender sus funciones y limitaciones. Imaginemos que es como una lente óptica, que en sí misma no contiene luz alguna, pero que se halla colocada directamente por encima de una fuente de pura luz, el alma. Una cara de la lente, la que mira al interior, hacia la luz, permanece clara. Normalmente, somos conscientes de esta faceta interna de citta sólo cuando nos habla con la voz de la conciencia.

En la vida cotidiana somos mucho más conscientes de la cara superior de la lente, la que mira hacia afuera, hacia el mundo, al que está vinculada a través de los sentidos y la mente. Esta superficie sirve tanto como sentido y como contenido de la consciencia, junto con el ego y la inteligencia. Influida por los deseos y miedo de la turbulenta vida mundana, se empaña, tornándose opaca, incluso sucia y rayada, e impide que la luz del alma brille a través. Como carece de iluminación interior, busca con avidez las luces artificiales de la existencia condicionada. Toda la técnica del yoga, su práctica y control, tiene como objeto disociar la consciencia de su identificación con el mundo fenoménico, restringir los sentidos que la enmarañan, y limpiar y purificar la lente de citta, hasta que transmita total y únicamente la luz del alma. 


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